“Cual se
columbra desde lejos el resplandor de un incendio, cuando el voraz fuego se propaga
por vasta selva en la cumbre de un monte, así
el brillo de las broncíneas armaduras de los que se ponían en marcha llegaba al
cielo a través del éter. De la suerte que las alígeras aves -gansos, grullas o
cisnes cuellilargos- se posan en numerosas bandadas y chillando en la pradera
Asia, cerca de la corriente del Caístro, vuelan acá y allá ufanas de sus alas,
y el campo resuena; de esta manera
las numerosas huestes afluían de las naves y tiendas a la llanura escamandria y
la tierra retumbaba horriblemente bajo los pies de los guerreros y de los
caballos. Y los que en el florido prado del Escamandrio llegaron a juntarse
fueron innumerables; tantos, cuantas
son las hojas y brotes que en la primavera nacen."
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